El espectáculo del periodismo deportivo argentino

Cuánta diferencia encontraríamos si Viviana Canosa o Jorge Rial fueran los conductores de “El Show del Fútbol”, ciclo que encabeza Alejandro Fantino y se emite por América los domingos de 23 a 01. Probablemente ninguna. Y menos aún, sin en lugar del ex jugador y actual DT, Oscar Ruggeri, y el periodista de C5N Elio Rossi, la discusión del último programa hubiera girado en torno a Graciela Alfano y Aníbal Pachano. Éste es el resultado de una única lectura: parte del periodismo deportivo argentino cada vez se parece más al de espectáculo.
Y no es por desmerecer a este último, sino por entenderlo con objetivos disímiles a los pretenden llegar la sociedad periodismo-deporte, que es el análisis y no la frivolidad. Eso pasa hoy en día en esta rama. Así nos encontramos, encendiendo la TV el domingo pasado tratando de escuchar opiniones sobre el campeonato de Argentinos Juniors y a cambio que encuentra uno: un ganador como jugador y DT fracasado como Ruggeri y un periodista que avergüenza la profesión como Rossi en una lucha de egos, de ver quien es más papista que el papa.
Difamaciones y ninguneos entre sí, críticas de Ruggeri hacia Rossi por el lugar desde el cual lanza sus acusaciones a Maradona (criticando incluso sus tiradores una de las pocas veces que Pipo se vistió sin estos) y Rossi devolviendole el favor. «Empeoraste con el tiempo. La gente evoluciona y vos involucionás», lo atacó. Así, por omisión del conductor y decisión de la producción del programa (seguramente el rating medía bien) la pelea entre estos dos personajes, a la que se sumaba por momentos el polémico Caruso, sí polémico, se comió literalmente el programa.
Del campeonato de Argentinos, bien gracias. Ni un protagonista en piso, ni un móvil, ni una gloria del club. Nada. Incluso fue más importante la denuncia del colega Gabriel Anello, yerno del Daniel Vila -dueño del canal América como accionista del Grupo Uno-, sobre los «arreglos» en el ascenso de Quilmes. Por algo Román Iutch dejó hace tiempo el nido vacío y cuida su quintita que armó de la mano de Víctor Hugo Morales. No tiene mucho sentido incendiarse ante cámaras.

En conclusión, no pretendo hacerme el moralista ni espantarme por algo que se vuelve cada vez más cotidiano, en especial en la TV. La confusión entre periodismo y chimento berreta. Sólo pienso en el tiempo desperdiciado en vez de hablar de lo verdaderamente importante, que es el fútbol y sus protagonistas que están adentro de la cancha y no delante de las cámaras.